Educación religiosa
Si deseo que mis hijos reciban una educación religiosa, trataré de transmitirla en el seno familiar. Acudiré con ellos a los actos que se celebren dentro de la comunidad religiosa a la pertenezca. Trataré de resolver, dentro de mis posibilidades, las dudas espirituales que puedan surgirles o acudiré a quien crea indicado para despejarlas.
Sin embargo, si lo que deseo es que los hijos de los demás reciban mi educación religiosa, trataré de que mi religión sea obligatoria en las escuelas y tenga valor académico. Intentaré que mi religión aparezca en la constitución, ya sea nacional o comunitaria. Introduciré mi religión en el debate político y la política en mis centros de culto para decantar votos de acuerdo a mi fe. Incluso pondría a mis líderes espirituales al mando del gobierno.
Actualmente todas las posturas religiosas tienden a actitudes radicales ya que, en una era científico-escéptica, la mejor forma de mantener al "rebaño" unido es fomentar los fanatismos que no dejan lugar a las dudas de fe. Por supuesto tampoco interesa adaptar las creencias al momento social, evitando así la pérdida de credibilidad del engranaje político -iglesia- que media entre el ser supremo e infalible y el pueblo llano.
Todo esto viene a aclarar el gran interés que tienen la mayoría de las religiones de entrar/permanecer en las escuelas: Influir en las creencias del niño en la época en que éste es más receptivo e impresionable. Por descontado se pretende que el personal que imparta dicha educación esté aprobado por la iglesia de turno mediante cursos y titulaciones obligatorias.
En resumen: Si yo quiero que mis hijos tengan una educación religiosa se la daré en casa, sin embargo, si deseo que los hijos de los demás tengan educación religiosa, pediré que la impartan el las escuelas.
Saludos.
Sin embargo, si lo que deseo es que los hijos de los demás reciban mi educación religiosa, trataré de que mi religión sea obligatoria en las escuelas y tenga valor académico. Intentaré que mi religión aparezca en la constitución, ya sea nacional o comunitaria. Introduciré mi religión en el debate político y la política en mis centros de culto para decantar votos de acuerdo a mi fe. Incluso pondría a mis líderes espirituales al mando del gobierno.
Actualmente todas las posturas religiosas tienden a actitudes radicales ya que, en una era científico-escéptica, la mejor forma de mantener al "rebaño" unido es fomentar los fanatismos que no dejan lugar a las dudas de fe. Por supuesto tampoco interesa adaptar las creencias al momento social, evitando así la pérdida de credibilidad del engranaje político -iglesia- que media entre el ser supremo e infalible y el pueblo llano.
Todo esto viene a aclarar el gran interés que tienen la mayoría de las religiones de entrar/permanecer en las escuelas: Influir en las creencias del niño en la época en que éste es más receptivo e impresionable. Por descontado se pretende que el personal que imparta dicha educación esté aprobado por la iglesia de turno mediante cursos y titulaciones obligatorias.
En resumen: Si yo quiero que mis hijos tengan una educación religiosa se la daré en casa, sin embargo, si deseo que los hijos de los demás tengan educación religiosa, pediré que la impartan el las escuelas.
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